No nos cansaremos nunca de decirlo, pero ir a estudiar un año escolar en Canadá te cambia la vida. Y por si nuestras palabras no son suficientes, tuvimos la idea de hacer estas entrevistas, para que alumnos de Travel & Tuition os lo cuenten con sus propias palabras.
Como Lara, que nos deja esta entrevista tan madura y sincera de cómo vivió ella esta súper aventura. Nos cuenta todas las posibilidades y las puertas que te abre esta experiencia y cómo aprovecharla al máximo. Tomaros unos minutos para leerla y convenceros con sus palabras.
Única, porque siento que nada lo puede igualar. Durante estos 10 meses, aunque haya habido tiempos que no me haya dado cuenta, he crecido mucho. Todas las experiencias, desde ir de excursión hasta cenar con la familia me han aportado cosas positivas. La adrenalina que sientes y las ganas de conocer cosas nuevas te provocan un sentimiento muy agradable y motivador. Todas las memorias que tengo nadie me las puede quitar, ya forman parte de mí.
Sinceramente, me lo imaginaba diferente. Me pensaba que sería como una película y todo sería siempre nuevo y fantástico, pero al final no siempre todo es perfecto, porque te acabas acostumbrando a tu nueva realidad. Eso es bueno, porque al final en las películas no te muestran los momentos más desafiantes, en los que tienes que superar tus timideces y ser tú mismo, eso es lo más difícil. Pero al final estos momentos son con los que más aprendes.
Sí y sí, sobretodo el sistema educativo y las instalaciones. Mi colegio era espectacular, con todos los recursos que te podías imaginar, un teatro, 3 gimnasios, sala de baile, pista de atletismo, varias cocinas, espacios muy grandes…
Pero en lo que más noté un cambio fue en la educación, la manera en que se distribuyen las clases y los profesores. Para cada asignatura había una clase, un profesor y alumnos distintos. Y me gustó mucho, porque te daba la oportunidad de conocer a más personas. El hecho de poder escoger las asignaturas que haces motiva mucho, porque estás haciendo algo que te gusta con gente que también quiere hacerlo.
La relación maestro alumno era generalmente estrecha, se preocupaban por ti, sobretodo los del programa internacional.
La diferencia cultural se nota durante las primeras semanas, pero al final te acostumbras.
Estoy entre dos, mis asignaturas favoritas fueron drama y food studies. Tuve la suerte de poder hacer clases de teatro en un escenario con 300 asientos, muy profesional, era una vía de relajación y divertimento, ya que cada día tenía esta clase.
Por el otro lado también me gustó mucho hacer cocina, fue muy interesante, en la clase había seis mini cocinas y por grupos de 4 personas cocinábamos distintas cosas. Lo bueno es que no solo cocinábamos pasteles o galletas, sino platos de verdad como butter chicken o tacos, recetas útiles para cocinar durante el día a día.
Me hubiese encantado poder seguir haciendo estas asignaturas, sobretodo porque eran una fuente de motivación y de cosas útiles e interesantes.
Un sí rotundo, definitivamente. Y la mejora sobretodo se nota en la fluidez, porque son los hábitos lo que lo hacen mejorar, el no pensar en lo que vas a decir y al oírlo todo el rato. Al principio me notaba un poco insegura, porque no me salía automáticamente y lo traducía todo en mi cabeza, pero después de un tiempo hablaba sin pensar. Ahora, mi inglés es muy bueno, y el poder haber aprendido el idioma en el propio país me ha dado muchas ventajas en el acento y las expresiones.
En mi caso fue una experiencia muy divertida y emocionante. Mi familia me acogió desde el primer día y eso me hizo sentir muy cómoda. Es muy curioso vivir en otra familia completamente diferente a la tuya, en términos de cultura y el funcionamiento, vives la vida de otra manera y eso te da otro punto de vista en el que aprendes cosas.
Lo que más me gustaba eran las cenas, cuando toda la familia nos sentábamos y charlábamos sobre nuestro día con una comida deliciosa, o cuando mi hermana pequeña me preguntaba si quería jugar con ella.
Lo mejor es cuando te consideran parte de la familia, cuando realmente se hace la conexión. El trato igual entre todos los miembros de esta, desde cuando pones la mesa para colaborar hasta cuando te vienen a visitar en un partido y te animan. Es muy importante saber valorarlos e interesarte, implicarte.
Creo que depende mucho del sitio y de la gente, en mi caso tuve épocas… Generalmente es más fácil hacerse amigo de los otros internacionales, porque están en la misma situación que tú y hay muchas cosas en común. Pero también hay canadienses interesados en hacer amigos, quizás los internacionales lo buscan más y por eso se tiene que ser muy abierto para llamarles la atención.
En general se tiene que dejar la puerta abierta para todo tipo de posibilidades, no te conformes, siempre hay gente para conocer.
Yo al principio estaba muy nerviosa pero decidí hacer algo y no quedarme parada, le pregunté a unas chicas canadienses si querían comer en el descanso juntas y eso se convirtió en rutina. Por motivos de la vida nos distanciamos pero encontré a otra gente, siempre hay gente interesante, aunque no lo creas. Lo importante es intentarlo y no quedarse parado, preguntar y no esperar a que vengan a ti.
La zona me encantó, fue muy diferente a lo que yo estaba acostumbrada y me impactó. Yo vivía en una casa a dos minutos de la playa y a 3 del bosque, los paisajes eran totalmente diferentes y alucinantes. La primera vez que ves el entorno te parece muy de película, las carreteras anchas con las camionetas y las casas grandes con sus jardines, y eso sí que no cambia. Al vivir un poco apartada de la ciudad aprendí a usar el bus a diario, para ir al gimnasio o para ir a la escuela, tenía mucha libertad.
Con mi familia hice un montón de actividades, una vez asistí a una boda, también me clasifiqué para los provinciales de cross country y pude ir a Vancouver a hacer una carrera. Las actividades con familia, incluso las más casuales eran especiales, solíamos ver películas con palomitas todos juntos o íbamos a hacer caminatas por el bosque, nos encantaba cocinar y yo era la encargada de hacer las galletas.
Ahora lo veo y me ha cambiado mucho, todos los momentos por los que pasas involuntariamente te hacen madurar. Desde el momento que te despides de tus padres hasta que te despides de la familia, cada día, en clase, en casa… El aprender a comunicarte con la familia, hacer amigos, ser más independiente, controlar tu dinero… te hacen salir de tu zona de confort y pensar en cosas que no pensarías.
Coger el control de tu vida comporta responsabilidades que te hacen crecer. Y no todo es a nivel individual, porque las relaciones que consigues son muy importantes, las personas que les das tu confianza y los momentos vividos son únicos.
Yo les diría que no se preocupen, que no sirve de nada. Las cosas irán como irán, hay un punto en que tu no puedes cambiar lo que pasa así que da tu máximo, haz actividades y todo saldrá bien. Una de las cosas más importantes para tener una buena relación con la familia es ser sincero, la comunicación es clave. No intentes esconder cosas o ocultar tus sentimientos porque no saldrá nada bueno, solo te perjudicará.
Otra cosa es que trates de no fijarte solamente en las cosas grandes y busca cosas interesantes en el día a día, los pequeños momentos son los que se valoran más, las cenas en casa, las charlas, los patios de la escuela… porque la rutina puede ser muy divertida.
Como habréis podido ver, la madurez de Lara se aprecia en todas sus palabras. ¡Qué suerte contar con su entrevista!
Tú también puedes vivirlo. Ya sea en el distrito escolar de Sooke o en cualquier otro distrito escolar de Canadá. Recuerda que nosotros estamos aquí para informarte y guiarte en tu decisión. No dudes en ponerte en contacto con nosotros para lo que necesites.